Hace mucho tiempo, había un niño que se le acercó a un prestigioso cirujano y le dijo: “En verdad me encantaría operar a un paciente enfermo de apendicitis ahora mismo, ¿me apoyas?”
Y el cirujano le contestó: “¿Has tomado clases de Medicina?”
-“No, nunca. Y nunca he operado.”
-“Conozco a un Doctor que puede llevarte de la mano paso a paso para que aprendas a hacerlo, es un gran mentor y una persona muy ocupada. Pienso que si le demuestras tu interés puede hacerte un pequeño espacio en su vida para que tú lo sigas y cumplas el sueño de operar a un paciente lo más pronto posible y sin ponerlo en riesgo por tu falta de experiencia.”
-“¿Crees que ese Doctor me cobre?”
-“No creo que tenga la necesidad de hacerlo pues él se dedica de lleno a la Medicina, es muy exitoso y gana muy bien. Sin embargo, sí te recomendaría pagarle; y pagarle una cantidad más que módica. De esa manera le demostrarías que verdaderamente estás comprometido con tu meta.”
-“Pero… ¡No tengo dinero!”
-“El dinero es lo de menos… ¡Consíguelo! ¿Qué es más grande, tu sueño de operar o tu escasez económica? Si realmente quieres conseguir tu meta, no permitas que la falta de dinero te lo impida. Además, si aprendes a operar con tan excelso maestro, muy probablemente te buscarán, empezarás a ganar dinero y podrás pagar con intereses a quien haya confiado en ti de antemano prestándote el dinero que usaste para pagarle al Doctor por la mentoría.”
El niño se quedó pensando y finalmente se retiró muy triste, pues no creyó que fuera capaz de recolectar tan grande cantidad para llamar la atención del Doctor para que pudiera acompañarlo hombro a hombro en la búsqueda de su objetivo.
En el mundo de las inversiones hay muchas personas que tienen la actitud del niño de la fábula y dejan de poner acción porque no tienen dinero, o porque su sueño en realidad no es tan grande y se sienten mejor en su zona cómoda; o incluso, porque piensan que el experto tiene la “obligación” de ayudarlos, sin darle nada a cambio.
Pienso que el mundo puede ser mejor si cada uno de nosotros tomamos la decisión de primero dar, en vez de tener una actitud de primero recibir para después dar. Por ejemplo, no esperemos a tener dinero para poder dar dinero. Nuestra vida está formada de hábitos y si estamos acostumbrados a no dar, por no tener dinero, tampoco daremos cuando tengamos.
Así como el cirujano no le recomendó al niño operar inmediatamente y sin estudiar ni practicar, tampoco yo recomiendo invertir sólo por la prisa de ganar dinero rápido, sin haber adquirido educación y experiencia financiera de antemano.
Termino este artículo con la siguiente invitación: Primero SÉ inversionista (edúcate). Segundo, HAZ lo que hacen los inversionistas (practica aunque no tengas dinero). Tercero, TEN lo que tienen los inversionistas (dinero).
¡Invierte en tu mente simplemente!
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Horacio (lunes, 13 abril 2020 15:12)
Súper cierto lo de la fábula del niño y el médico ����
MAYIQUE GARCIA (lunes, 13 abril 2020 15:54)
Me gustó mucho el ejemplo del niño y el doctor. Es una realidad que cuando alguien tiene un deseo ardiente de alcanzar cualquier META, requiere preparación, práctica y un buen MENTOR, que acorte el camino para aprender de su experiencia. Entonces la gente tiene que reconocer el valor tan grande de ocupar a una persona experta y no escatimar o renunciar por falta de dinero. Gracias.